¡¡¡¡"CUANTO TIEMPO HA PASADO"...desde la última entrada!!!!
Ciertamente, "Nuestro reinado crece", es el segundo relato, después de "Mi rey y mi reina, os quiero hasta el infinito y más allá", aquí están los dos:
“MI
REINA Y MI REY, OS QUIERO HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ”
Eso
le decía cuando nacieron constantemente a los dos, a mi rey y a mi reina
y aún hoy once años después sigo diciéndoles “que sería de mí sin vosotros”.
Tardaron
en venir tres años. Los primeros días el sueño se apoderaba del padre y de mí
pero disfrutábamos. Después poco a poco podía detenerme a mirarles, eran tan
distintos y tan iguales a la vez. Yo recuerdo decir que eran la luna y el
sol. Ella muy espabilada, él muy tranquilo. Ella siempre alcanzaba los
hitos motores una semana antes que él: sostener la cabeza, sentarse, gatear,
ponerse de pie, caminar... Ella empezó a hablar a los doce meses y él a los
dieciocho. Tenemos siete preciosas cintas de vídeo de sus primeros veinte
meses. No sé si es mucho o poco.
Fue
sin querer pero paramos de grabar cuando mi reina dejó de hablar. Fue algo que
nunca se me pasó por la cabeza. Yo siempre miraba con preocupación a mi rey
pero él, aunque un poco más tarde, pero cuando empezó a hablar ya no paró. Algo
en mi interior decía que a mi reina le estaba ocurriendo algo pero todos
a mi alrededor me lo negaban, incluso nuestro médico de cabecera. La tercera
vez que le dije que había dejado de hablar y que sólo decía “MAMÁ” fue cuando
iniciamos el camino de las pruebas médicas y ella se sumía en su mundo
particular donde sólo tenía cabida su MAMÁ y sus vídeos de Baby Einstein, de
los Tweenies, de los Fimbles,... Cuántas veces habremos visto juntos esas
cintas de vídeo. Ellos disfrutaban y yo los miraba a ellos y lloraba. Fueron
tres meses de llanto a solas con ellos hasta que mi rey se vino un día hacia mí
y se dio cuenta de que lloraba. Él y sólo él fue quien me dijo con su mirada,
sin hablar, que debía dejar de llorar y empezar a luchar por su hermana. Para
entonces yo ya sabía lo que le ocurría aunque el neurólogo todavía no había
dado su diagnóstico. Me tomé tres meses para coger fuerzas porque por mi
profesión sabía todo lo que venía. Desde ese momento empecé a especializarme en
Trastorno del Espectro de Autismo, ese camino nunca termina.
Soy
consciente, aunque cuesta, que mi reina tiene su propio ritmo como siempre lo
tuvo. En algunos aspectos es excepcional como en la música, (canta, baila, hace
percusión…), en tecnología punta (maneja cualquier sistema operativo que le
muestres), en dar cariño gratis…, también tiene mucha energía, vitalidad y
alegría, le encantan los cuentos y los álbumes de fotos y es especialista en
estar sincronizada conmigo, con su hermano y con su padre. Le encanta ver
vídeos de cuentos y vídeos que grabamos de nuestros momentos diarios. Nuestro
mundo se llenó de agendas, pictogramas y signos y ahora registramos en un
diario con dibujos y palabras lo que hacemos y porqué lo hacemos. Ella sigue
necesitando hacer visible los recuerdos con palabras escritas porque el
lenguaje oral se lo lleva el viento, pero no nos importa. Él necesita unas
cosas de mí y ella otras, sólo eso. Una vez mi madre me dijo: “cada uno es como es”, de eso se trata,
de dar lo que necesita a cada uno, pero a todos los niveles, en la familia, en
el colegio, en la sociedad, pero todos tenemos los mismos derechos, de ahí la
necesidad de que se lleve a cabo una verdadera INCLUSIÓN.
Hay
una frase preciosa que dice: “Alguien hizo un círculo para dejarme fuera, yo
hice uno más grande para incluirlos a todos”. Procuramos vivir cada día y
planificar para ella, anticiparle lo que vamos a hacer y esto, aunque cuesta
trabajo incluirlo en nuestra rutina diaria, en cierta manera, ha dado sentido a
toda nuestra familia. Seguimos luchando (visitando profesionales, haciendo
terapia,...) pero también cantando y bailando con mi reina y mi rey, hasta tal
punto que mi rey dice que quiere ser “terapeuta de autismo” como su madre. Y
tanto el padre como yo les decimos a menudo que son nuestro sol, nuestra
luna, nuestras estrellas y nuestra vida entera, ni más ni menos que
cualquier padre o madre.
"NUESTRO REINADO CRECE"
Sí, pero en todos los
sentidos. Porque crecemos como personas y como un equipo, un buen equipo. Lo
que más nos ha hecho crecer ha sido nuestra lucha de equipo por superar las
adversidades ajenas a nuestro reinado, el apoyarnos y contar para ello con
todas las personas que nos rodean y que son excepcionales. Porque lo
verdaderamente importante de todo esto es, como dice la serie, que todos somos
FRÁGILES, todos y todas. Para mí esto es como una revelación que siempre he
creído entender pero que realmente ahora es cuando ha cobrado sentido en mi
vida. Entiendo, desde esta nueva perspectiva, que ciertamente somos un puzle,
un precioso PUZLE donde las emociones tienen la fuerza de hacernos crecer y de
mantenernos seguros y unidos. Ya no hablo de somos especiales o somos
diferentes pero iguales, ya no, ya todos y todas somos frágiles y ahí radica
nuestra fuerza y eso es lo que nos debe mantener unidos, alegres, aprovechar y
crecer de todos los momentos. Si surge un conflicto, respiramos, miramos desde
un poco más arriba, miramos a nuestro lado, nos apoyamos en nuestros seres
queridos y lo afrontamos, con fuerza, desde la emoción que nos hace crecer y
nos ayuda. Así sí podemos, porque nuestro reinado ahora es infinito como el
universo, y por eso la fuerza y la paciencia se vuelven también infinitas. Estoy
segura que esto me lo han enseñado mis hijos, mi rey y mi reina, como si no iba
yo a saberlo. ¡Y lo que me queda que aprender...! Ahí está la gracia, en
mantenernos siempre expectantes ante el próximo reto, el próximo aprendizaje, y
seguir creciendo. Me encanta esa palabra, CRECER.
¡Por esto nuestro reinado irradia luz, os lo
aseguro!